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Por:InSight Crime
25/09/2023

El gobierno venezolano afirma que “desmanteló totalmente” la poderosa megabanda Tren de Aragua después de tomar el control de una de las prisiones más reconocidas del país. Pero la operación huele a montaje político, pues los líderes de la banda escaparon y sus operaciones se mantienen en su mayoría intactas.

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El 21 de septiembre, parado en las afueras del penal de Tocorón, en el estado central de Aragua, el ministro venezolano de relaciones interiores, justicia y paz, almirante Remigio Ceballos, elogió la operación en la que intervinieron 11.000 soldados y oficiales, reforzados con vehículos blindados, que tomaron control de la cárcel.

“Este es un gran golpe que se le ha dado a todas esas organizaciones criminales que quedan totalmente desmanteladas, totalmente desmanteladas”, afirmó.

Pero Ceballos se echó para atrás en su propia declaración al admitir que la operación no logró capturar al preso más infame de la prisión, Héctor Guerrero Flores, alias “Niño Guerrero”, cabecilla del Tren de Aragua, quien dirigía ese penal como “pran” o guardián criminal.

“Él estaba en libertad. Libertad plena”, relató Ceballos. “Y entonces, bueno, nosotros presumimos que él se encuentra en alguna parte, porque no estaba aquí, ¿verdad? Sí, estuvo aquí, pero él ya estaba en libertad”.

Tocorón no solo albergaba hasta a 3.000 privados de la libertad, sino que además era refugio de delincuentes perseguidos por las autoridades. Uno de los principales lugartenientes de Niño Guerrero, y uno de los delincuentes más buscados en Venezuela, José Ángel Santana, alias “El Santanita”, al parecer pasó años alojado en la prisión, por fuera del alcance de la policía que lo buscaba.
La acción en Tocorón también fue presentada por Ceballos como una operación de rescate.

“Nosotros hemos liberado aquí al pueblo venezolano”, afirmó. El Tren de Aragua estaba “violando los derechos humanos y maltratando a los privados de libertad como una especie de esclavitud”.

Pasó por alto el hecho de que los presos fueron enviados a Tocorón por el sistema de justicia venezolano y que el ministerio de prisiones hace mucho había concedido a Niño Guerrero dominio sobre la prisión, permitiéndole convertirse en una de las bases de operación criminal más importantes del país.

Análisis de InSight Crime
La retoma y clausura de la prisión de Tocorón es un golpe para el Tren de Aragua, que pierde su capital y su mayor base de operaciones, pero está lejos de suponer un golpe fatal para la organización.

Con el cierre de la emblemática prisión, el Tren de Aragua y Niño Guerrero pierden cuatro importantes beneficios:

La prisión era usada como fortaleza por Niño Guerrero, pues allí podía vivir a sus anchas fuera del alcance de sus rivales.
Era un centro de reclutamiento, donde el pran y el Tren de Aragua podían elegir reclutas entre la población carcelaria.
Era una base logística, donde podían entrenar a nuevos reclutas, planear operaciones, esconder armas y guardar dinero en efectivo. En la operación se confiscó un verdadero arsenal de municiones, incluidos lanzacohetes, tal vez demasiado pesados para que los llevaran consigo en la fuga. Pero se encontraron pocas armas adicionales.
Era una fuente de ingresos importante, pues todos los presos de Tocorón estaban obligados a pagar una cuota periódica a Niño Guerrero, básicamente una cuota extorsiva, a la que llamaban “la causa”, que generaba millones de dólares anuales, según el tamaño de la población carcelaria.
Sin embargo, es difícil afirmar si esta operación fue mucho más que un montaje político, sin duda con la pretensión de haber desmantelado el Tren de Aragua. La banda sigue intacta, sus líderes en libertad y sus avanzadas esparcidas por toda Latinoamérica, inermes con la operación.

De hecho, para Humberto Prado, director del Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP), esta no fue una toma militar, sino una entrega negociada.

“Cuando tú vas a tomar Tocorón, ¡Tocorón!, donde está nada más y nada menos que el Niño Guerrero, quien te controla el Tren de Aragua en Venezuela a nivel nacional e internacional, y no ha habido una resistencia de penal simplemente lo calificamos como una entrega ya negociada”, puntualizó Prado.

Prado cree además que antes de la operación podrían haber salido más de 1.000 reclusos del penal, no solo los cabecillas del Tren de Aragua. Debido a la falta de transparencia del régimen del presidente Nicolás Maduro, no hay datos fidedignos sobre la población carcelaria.

“Tocorón para el año 2020 tenía una población de 5.500 presos, y para el 2021, de 3.000. Y ahora en la toma resulta que hay 1.800. Eso nos lleva a pensar que estamos en presencia de la mayor fuga de reos que ha habido en el país, estamos en presencia de una fuga de más de 1.500 criminales”, comentó Prado.

Otra fuente, que insistió en que se guardara su anonimato por temor a represalias de las autoridades venezolanas, declaró que la toma de la prisión fue negociada mucho antes de la operación.

“Desde la semana pasada ya estaban sacando el dinero y las armas, pero es el día viernes en la noche cuando lanzan lo que ellos llaman una luz y nadie puede estar por las áreas comunes del penal. El que informa esto es uno de los recapturados. Por eso ya el sábado en la mañana observaron que no estaban los luceros. Es cuando empiezan a fugarse todos los que pudieron. Los que se fueron con el pran fueron como 15 que ellos llamaban papas”, indicó la fuente.
La clausura de Tocorón puede tener repercusiones duraderas para las actividades del Tren de Aragua.

Sus cabecillas sin duda quedarán más expuestos, ahora que son fugitivos y ya no administradores y guardianes no oficiales de una prisión estatal. Esto sin duda los hará más vulnerables a ataques de sus rivales y de las fuerzas de seguridad.

Pero es posible que veamos expandirse las actividades del Tren de Aragua, y cobrar aún más violencia, por la actividad directa de los máximos jefes en el campo y la toma de control de las operaciones en Venezuela, e incluso en el exterior.

El Tren de Aragua tiene reductos permanentes asentados en Colombia, Perú y Chile, más el control de las rutas migratorias desde Venezuela, así que los cabecillas de la banda no tendrán problemas para cruzar fronteras de incógnito.

Quizás un resultado más importante de la operación de Tocorón para la dinámica criminal venezolana es el desafío al sistema de “pranatos”, al que el gobierno delegó el poder sobre los reclusos en las principales prisiones del país.

VEA TAMBIÉN: La delegación del poder estatal: Los “pranes”

No obstante, para Carlos Nieto, coordinador general de la organización no gubernamental Una Ventana a la Libertad, que hace seguimiento al sistema penitenciario venezolano, la operación no es una sentencia de muerte para el sistema de pranes.

“El pranato es algo que ya está institucionalizado en Venezuela. En la gran mayoría de los estados sigue funcionando la figura de los pranes”, le explicó a InSight Crime.

Prado, del OVP, fue aún más enfático.

“Yo no puedo considerar que esto sea el principio del fin del pranato, esto simplemente forma parte de un show para distraer la opinión pública”, denunció.

Lea la nota original aquí: https://insightcrime.org/es/noticias/operativo-prision-venezuela-fin-tren-aragua/

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